lunes, 1 de agosto de 2016

Happyland. Parte 2




ACTO II
Pasa un día del conflicto del banco. Los artistas, entre ellos escritores, poetas, músicos, cómicos, pintores, bailarines etc., se acomodan en la vieja mansión abandonada del pariente de Jack. Mientras tanto, este y su fiel amigo Alexander repasan lo que necesitan para sobrevivir dentro de tal antigua fortaleza. Charlan serenamente en una habitación que ejerció de biblioteca. Hay en el ambiente una tensión oscura y dramática, acompañada del enfado de la lluvia y el rugir de los truenos, que no cesan desde el día anterior. Miles de telaraña y bastante suciedad acompañan a la atmósfera gótica y decadente.

ESCENA I
ALEXANDER: ¡Pero cómo vamos a alimentar a toda esta gente! ¡Ojalá Dios nos ayude a remediar toda esta locura tan a lo loco en la que hemos caído!
JACK: ¡No menciones a Dios! Para mí no existe tal cosa que pudiera haber protegido a sus hijos de este mal tan aterrador. Amigo, no perdamos la esperanza. No necesitamos comida material para alimentarnos. ¡Es la poesía, la música y la amistad lo que nos mantiene vivos! Es nuestra unión nuestra verdadera fuente de nutrientes.
ALEXANDER: ¡No sé yo, Jack! ¡Pronto nos empezará a llamar la barriga! Y cuando pasen unos días, seremos como vacas muertas en el suelo, rodeados de mosca y mugre. ¡Seremos estiércol, carne podrida que nunca podrá levantarse de nuevo! ¡Y así no se podrá luchar contra el enemigo!
JACK: Aleja tus preocupaciones, Alexander. Precisamente, se encuentra aquí el carnicero de Líbera, que también es bailarín profesional. En sus tiempos se recorrió toda América y Europa, luchando por sus sueños y viviendo la vida que todo artista debe llevar.
ALEXANDER: ¿Bailarín el carnicero? ¿Te refieres al mismo carnicero que yo...Cygnus?
JACK: A ese mismo, amigo. Cuando volvió a la ciudad, los esbirros de Dexter le privaron de su profesión, ya que el general Zander y toda esa asquerosa calaña son traidores fieles a las artes.
ALEXANDER: ¿Y cómo haremos para ir a por la comida y las provisiones suficientes?
JACK: Mandaré a Cygnus acompañado de otros más, para que esté protegido. Anoche encontré un carro de madera viejo en el sótano. Servirá para transportar los alimentos. ¿Satisfecho?
ALEXANDER: No sé yo.
JACK: Recupera la fe, o vete. En este sitio solo hay lugar para los luchadores, para los que nunca se rinden y combaten hasta el final.
ALEXANDER: ¡Espera! Viene alguien.
(Entra Jimmy Clown, acompañado de Orfeo)
JIMMY: ¡Jack! ¡Alexander! Alguien toca a la puerta estruendosamente.
JACK: ¿Quién puede ser? Todos los que somos estamos aquí. ¿Serán los ruines soldados de Dexter?
(Entra Cygnus)
ALEXANDER: ¡Por dios, di algo! ¿Quién demonios es?
CYGNUS: Es una mujer, Jack. Pide desesperadamente entrar para resguardarse de la lluvia.
JACK: ¿Una dama? ¡Que me partan mil truenos si esto es una sucia trampa de arriba!
CYGNUS: ¿Qué hago? ¿Le dejo pasar?
JACK: Déjame a mí. Vosotros, mientras, id a por las provisiones. Para dos semanas. Pasado ese tiempo, destruiremos al enemigo con todas nuestras fuerzas.
CYGNUS: No es por ser maleducado, Jack, pero... ¿con qué nos vamos a enfrentar a los de afuera? No tenemos experiencia ni en rifles ni en metralletas. Es imposible ganar ante un material de tal calidad.
JACK: Créeme, amigo, que no es la pistola lo que empuñaré el día final.
(Se va)
CYGNUS: ¿Es mi impresión o todo se ha sumergido en el caos?
ALEXANDER: ¡Todo, todo! ¡Santo cielo, la que nos espera! Tocaré el piano para relajarme y despejar mi mente.
CYGNUS: Temo que sea tu melodía lo que presagie el fatal desenlace.
JIMMY: ¡Pesimistas del demonio! ¿Es que no conocéis a Jack? En las tertulias destacaba por su inteligencia y fortaleza. Ese chico está demasiado preparado para llevar a toda una comitiva de desesperados. En mis días de circo, antes de que mi fortuna se viniera abajo, soñaba con ser como él de espabilado y valiente. ¡Y ahora que estamos aquí debemos permanecer unidos y apoyarnos unos a otros! (Vuelve a su mundo) Dios, qué poco aguante nada más empezar. ¡Así iba todo! Los débiles, cuanto menos mejor. Sin fortaleza solo somos cuerpo con un alma podrida. Hay que luchar, ¡luchar por la libertad y en lo que creemos! Yo apoyaré a Jack hasta el final, y no como estos infelices...
ALEXANDER: Aunque hables para ti, te oímos.
JIMMY: (Sonrojado) Se os está bien empleado.

ESCENA II
(Jack abre la puerta con cuidado, dejando que los sonidos del trueno y la lluvia se cuelen meticulosamente por sus oídos. Una dama vestida de un gris suave y, empapada hasta la médula le trata de sonreír. Su pelo largo y mojado se pega como una lapa a su cuello, joven y bello)
JACK: ¿Quién eres?
GISELLE: Mi nombre es Giselle, y solo quiero resguardarme de la lluvia.
JACK: ¿De dónde vienes?
GISELLE: No lo sé. Desperté esta mañana en el bosque. Y tengo mucha hambre. No recuerdo nada. Solo que me fallan las piernas, y el aliento, y...y... (Se desmaya)
JACK: ¡Cielos! (La coge en brazos antes de que se dé contra el suelo e intenta que vuelva en sí) ¡Giselle! ¡Muchacha! Dios, ¿qué hago ahora? ¡Amigos, salid, tremenda musa de Morfeo me acabo de encontrar!
(Viene Jimmy, jadeando)
JIMMY: ¿Qué es lo que pasa? (Ve a Giselle) ¡Madre mía! ¿Está muerta?
JACK: Ni lo pronuncies. Está desmayada.
JIMMY: Será mejor que la entremos dentro.
JACK: ¿Dónde están los demás?
JIMMY: Dentro, en el gran salón. ¡Festejando nuestra dicha futura!
JACK: Escúchame. Llévala a una habitación que se encuentra en el segundo piso. Allí estará tranquila hasta que vuelva a la realidad. No olvides dejarle algo de comer en la mesita de noche, por si despierta y del sueño pasa al eterno de verdad.
(Jimmy coge a Giselle con cuidado y se la lleva)
JACK: Pero, no entiendo nada. (Mira al cielo) Tú, si allí estás, ¿por qué todo esto? Tanta desgracia, tantos sobresaltos. ¿Para qué? Tú bien sabes que a mi madre la mataron esos condenados. Una dictadura que no sé cuándo va a parar, pero que yo pienso detener. Y lo haré tanto por ella como por todos nosotros. Mi padre, que un día fue a trabajar y no volvió. Ellos se habían encargado de torturarlo hasta que dijera toda la verdad. Un grupo clandestino se estaba formando para derrotar al dictador y su dictadura infernal. Y él, bravo en sus decisiones y rápido en sus acciones, cayó como Lucifer. Pero yo seguiré su camino, ¡y vengaré a todo el que merezca ser vengado! Y tú, sí, tú, ya que no nos has ayudado en nada, y todo el ser humano ha hecho solo, he de decirte que para nada sirves, excepto para alimentar el miedo a la muerte. ¡Tú! ¡Muerte en mí te doy al fin!

ESCENA III
(Habitación de Giselle. Lentamente se despierta, y al ver la comida se pone a comer. Acto seguido, una vez saciada su hambre, se alisa el vestido y se dirige a la puerta. La habitación presenta un estilo renacentista. Con más claridad que la biblioteca, puede observarse que la estancia perteneció a una mujer. Entra Jimmy)
JIMMY: (Con tono caballeresco) Doncella, ¿estáis lista?
GISELLE: Muchas gracias por la comida. Y por dejarme descansar. Parece ser que la lluvia no ha parado...
JIMMY: El dueño de esta mansión así lo mandó. Gracias a él estás viva. Te desmayaste nada más entrar. Y ahora, una gran fiesta se ha preparado para ti. Todos te estamos esperando.
GISELLE: ¿Una fiesta? ¿De quién?
JIMMY: Bienvenida al refugio de los poetas.
(Jimmy, que aún conserva su maquillaje y ropas de payaso, coge de la mano a la chica y le ayuda a bajar las escaleras. Mientras, una música se oye a lo lejos. Tras cruzar la puerta del salón, un espectáculo visual se presenta ante ellos. El grupo de artistas, con las caras pintadas de payasos tristes y trastornados y ropas extravagantes y clásicas, tocan instrumentos y cantan una enérgica canción al ritmo de trompetas. En el centro de todo está Jack, que viste chaleco negro, sombrero de gánster y un fuerte maquillaje negro de bufón)
TODOS: (Cantan) ¡Libertad! ¡Libertad! ¡Libertad! ¡La encontrarás en Happyland!
ALEXANDER: ¡Todo es un circo! ¡Una ilusión! ¡El lugar donde el arte es puro armazón!
TODOS: (Cantan) ¡Libertad! ¡Libertad! ¡Libertad! ¡La encontrarás en Happyland!
CYGNUS: (Canta) ¡Los de afuera nos han ignorado! ¡Y nosotros venganza hemos jurado!
TODOS: (Cantan) ¡Libertad! ¡Libertad! ¡Libertad! ¡La encontrarás en Happyland!
ORFEO: (Canta) ¿Quién será el afortunado? ¡Al dictador daremos por derrotado?
TODOS: (Cantan) ¡Libertad! ¡Libertad! ¡Libertad! ¡La encontrarás en Happyland!
PINTORES: (Cantan) El amor y la lealtad son nuestros aliados, ¡sensación de vivir hallarás en cualquier lado!
TODOS: (Cantan) ¡Libertad! ¡Libertad! ¡Libertad! ¡La encontrarás en Happyland!
POETAS: (Cantan) ¡Unidos, y jamás vencidos! ¡Amados, por la voz de nuestros hermanos!
TODOS: (Cantan) ¡Libertad! ¡Libertad! ¡Libertad! ¡La encontrarás en Happyland!
(Jack se acerca a Giselle y baja el ritmo de las trompetas)
JACK: (Canta) ¡Desorientada en el bosque estuviste! ¡Y ahora mucha suerte con nosotros tuviste! Pues allá fuera solo hay maldad, miedo y temor. ¡Y con nosotros sólo encontrarás amor! Quédate, y disfruta de la reunión. ¡Una familia que baila de sol a sol! Porque aquí todo es parodia e ilusión. A través de ello, fuertes seremos. ¡Derrotaremos al que nos aturde, uniendo manos venceremos!
TODOS: (Cantan) ¡Libertad! ¡Libertad! ¡Libertad! ¡La encontrarás en Happyland!
JACK: Porque nada puede faltar...
(Silencio. Se paran las trompetas)
JACK: (Canta como si fuera un tenor) ¡En Happyland!
(Se para la música. Todos arrancan en vítores, aplausos y gritos de felicidad)
GISELLE: ¡Pero que maravilloso espectáculo! No tengo palabras para agradecer todo lo que habéis hecho por mí...
JACK: Ha sido todo un placer. No podíamos dejar que murieses afuera. En la ciudad, todo está descontrolado.
GISELLE: No recuerdo nada de lo que me pasó. Solo recuerdo que me desperté sobre la hierba del bosque, tiritando de frío y muerta de hambre.
JACK: Cenemos y descansemos entonces. ¿Tomaste el aperitivo?
GISELLE: Sí. Muy rico.
JACK: (Le acompaña a una mesa cercana, donde todos están sentados, cenando) Pues rematemos tu hambre con estos manjares de aquí. ¡Hoy es día de celebración!

TODOS: (Cantan) ¡Libertad! ¡Libertad! ¡Libertad! ¡La encontrarás en Happyland!

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